Las principales ceremonias en honor a esta celebridad telúrica se realizan al inicio de la siembra y cosecha, y en las marcadas y señaladas de la hacienda, pero el homenaje principal se lleva a cabo durante todo el mes de agosto, especialmente el primer día del mes ,se rinde culto a la Pachamama con la realización de ceremonias milenarias, en la que se le ofrendan a la "Madre Tierra" todo tipo de comidas, bebidas y hojas de coca.
La Pachamama, o Madre Tierra, es la diosa femenina de la tierra y la fertilidad, una divinidad agrícola benigna concebida como la madre que nutre, protege y sustenta a los seres humanos. En la tradición incaica es la deidad de la agricultura comunal, fundamento de toda civilización y el Estado Andino. Es la más popular de las creencias mitológicas del ámbito incaico que aún sobrevive con fuerza en el país boliviano.
Los bolivianos de las áreas rurales y de algunas ciudades comenzaron este jueves el mes dedicado a las ofrendas a la "Pachamama" o Madre Tierra con rituales ancestrales para agradecer por los bienes logrados en el último año y pedir una renovada prosperidad.
Agosto es el mes elegido para las ofrendas porque concluye la primera temporada agrícola en el mundo andino y, según las comunidades indígenas, en este momento del año la Madre Tierra "abre la boca" para alimentarse con ofrendas que retribuyan los frutos dados y los que dará en el futuro.
En La Paz, los elementos para hacer las ofrendas se encuentran en los mercadillos callejeros donde se venden hierbas tradicionales, sobre todo en el llamado "Mercado de la Brujas" en las calles turísticas Linares y Santa Cruz, en el populoso barrio El Rosario.
Las ofrendas se entregan para agradecer por lo recibido o para pedir que funcione bien un negocio, que vaya bien el trabajo, para tener buena salud, o para viajar, entre otros, explicó a Efe Rosa, una vendedora de 36 años.
"Para todo hacemos, es una tradición, una costumbre de La Paz", manifestó la mujer, que vende en la calle Santa Cruz desde hace quince años.
Lo primordial en una ofrenda es la llamada "mesa" con dulces de distintas formas "para endulzar la tierra donde andamos", además de nueces "para pedir deseos", explicó la vendedora.
También incluyen la k'oa, que es una planta medicinal que crece en el altiplano, grasa de llama, pequeñas láminas de papel dorado llamadas "pan de oro", incienso, trozos chancaca, que es como una masa de miel de caña no procesada, y palo santo, detalló.
Sobre un trozo de papel se coloca primero la k'oa rodeada por lanas de colores, luego se acomodan los dulces, el incienso, la grasa de llama, el pan de oro y algunos brillos.
Algunas personas también le ponen hojas de coca e incluso canela, y la coronan con un feto de llama o de cerdo.
Los fetos de llama son para agradecer o hacer alguna petición a la "Pachamama", mientras que el feto de cerdo "es para empezar un nuevo negocio, para prosperar, para que haya trabajo, más clientes y más suerte", sostuvo la vendedora.
Cuando la ofrenda ya está armada, se la debe "ch'allar" o bendecir con alcoholes que pueden ser vino o destilados de uva, para luego colocarla al fuego.
Los elementos ofrecidos deben quedar reducidos a cenizas que, una vez enfriadas, se entierran o se guardan en una caja.
"En el caso de las tiendas, cuando ya se enfría, lo guardan en una caja y en un rincón de la tienda, eso protege de todo lo malo. En las casas se entierra donde haya espacio", explicó Rosa.
Los precios de una ofrenda varían según el tamaño, desde las más chicas que cuestan el equivalente a unos 2,8 dólares hasta otras más grandes con un coste superior a los 72 dólares.
Estos rituales se vienen celebrando en Bolivia desde hace siglos en las comunidades indígenas, aunque con los años se han ido adaptando y en la actualidad se realizan también en las ciudades.
En las áreas rurales, los indígenas y campesinos acuden a los lugares más altos, conocidos como "apachetas", para hacer sus ofrendas de agradecimiento por la fertilidad de la tierra e iniciar un nuevo ciclo agrícola igualmente próspero.
En las ciudades, la gente celebra las llamadas "k'oachadas" o peticiones a la Madre Tierra para bendecir vehículos, casas o negocios y pedir salud, dinero y bienes, una tradición que se verá sobre todo en las noches durante todo el mes en las zonas comerciales paceñas.